Pasé 5 años estudiando muchas asignaturas, sin saber por qué tenía que estudiarlas o en qué me iba a ayudar a mí aprender todo eso: integrales triples, electrotecnia, elementos finitos, teoría de máquinas, y otros temas que tienen nombres que suenan igualmente aburridos.
Desde el primer año ya vi que aquello no era lo que a mí me gustaba realmente. Sin embargo, ¿cómo iba a cambiar o dejar la carrera?
Se suponía que yo con lo estudiosa que era tenía que ser ingeniera sí o sí.
Y sí, acabé la carrera, y enseguida empecé a trabajar en una empresa en la que estuve casi 2 años. Después en 2009 con la crisis me fui al paro, hasta que en 2010 me contrataron en otra empresa de ingeniería en la que estuve 11 largos años.
Lo mejor de entrar a trabajar en esa empresa, es que allí conocí a mi marido, (vamos, que él también es otro de esos «pringadillos» que se metió a estudiar ingeniería porque «tenía muchas salidas»).
Él ha tenido siempre muy claro que la vida que llevábamos no era lo que queríamos: una vida basada en levantarse, ir a la oficina, pasar de media 10 horas en la oficina, volver a casa corriendo, cenar irse a la cama y volver a empezar.
Él siempre a su manera estaba venga a decirme que teníamos que cambiar nuestro estilo de vida. Cambiar de trabajo a otra cosa totalmente diferente, que nos gustara y hacer algo con lo que ayudáramos a las personas. Yo le escuchaba, y asentía con la cabeza, pero en realidad por dentro estaba pensando: «¿cómo vamos a cambiar de estilo de vida si teníamos un trabajo estable con un sueldo también estable? ¡Qué locura!»
Pues tuvo que venir una pandemia y mi segunda maternidad, para darme cuenta de que Sí es posible. Se puede cambiar.
En pleno confinamiento, en abril de 2020 fui madre por segunda vez.
No sé si fueron las hormonas revolucionadas junto con tener que estar en casa sin poder salir debido al confinamiento, lo que me hizo replantearme mi profesión y mi estilo de vida. No quería seguir así: pasándome el día trabajando sin tener tiempo de calidad para dedicárselo a mi familia y poder hacer mis aficiones.
Mi marido y yo decidimos cambiar. Así que empezamos a formarnos para conseguirlo.
Yo por casualidad, me encontré con un anuncio en Facebook de Ana Pedroche y Fran de Vicente de la Escuela TuposicionamientoWeb. En el anuncio, me invitaban a un entrenamiento gratuito online, donde iban a dar las claves para convertirse en un Experto en Google. Cuando ví el anuncio, me generó curiosidad, así que me apunté al entrenamiento gratuito.
¡Y menos mal que me apunté!
Ahí descubrí que yo quería ser una experta en Google.
Me apunté a la formación de Ana Pedroche y Fran de Vicente, y me formé como Optimizer Manager.
Es de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, ya que ha sido lo que me ha permitido reinventarme. Tener mi propio negocio, y poder trabajar desde casa, para poder estar con mi familia.